Se estima que el mundo genera un total de 92 millones de toneladas de residuos textiles cada año. Esto engloba ropa, sábanas, toallas y cualquier otro material textil. Y se ha calculado que, si el actual ritmo de consumo de ropa y productos textiles se mantiene sin variación, a finales de la década el número podría llegar a 134 millones de toneladas anuales, según datos difundidos por la BBC.
Como es bien sabido, este es el triste resultado del fenómeno conocido como fast fashion o moda rápida que impele a aquellos que la siguen a comprar y desechar compulsivamente ropa, ya que se reduce la vida útil de la misma, generalmente por cambios de modas o falta de calidad.
Esta tendencia es muy propia de los (mal) llamados países avanzados. Estados Unidos, el paradigma del primer mundo, es donde el fenómeno es más acusado: un americano medio tira 37 kilos de prendas de vestir cada año. El hecho de que hay algo insalubre en estas dinámicas no solo se deduce de su impacto ambiental, sino de la psicología que revelan. Un estudio llevado a cabo en Inglaterra por la Universidad de Manchester descubrió que un 12% de la ropa que está en los armarios de las mujeres está simplemente estacionada ahí sin usarse jamás. Seguro que en los armarios de los hombres no pasan cosas muy distintas.
En España, se generan anualmente un millón de toneladas de residuos textiles domésticos y solo un 10% es gestionado para reutilización y reciclaje.
Cuando se habla de historia del reciclaje en España, viene inmediatamente a la mente la imagen de aquellos traperos que recorrían pueblos y ciudades en la posguerra civil para dar una segunda vida al textil que los ciudadanos dejaban de usar. ¿Cómo se ha podido pasar, en apenas 80 años, del aprovechamiento de cada prenda usada a desechar anualmente un millón de toneladas de textil, donde solo un 10% es recogido selectivamente por un gestor autorizado para promover su reutilización o reciclado?
Aunque existen algunas iniciativas en torno a este problema, como el Programa de Circle Economy: Towards a zero waste industry, que proporciona la infraestructura necesaria para ayudar a las empresas a adoptar estrategias de economía circular, la montaña de residuos textiles sigue creciendo cada año.
Por eso en Luc & Lia hemos decidido aportar nuestro granito de arena al cuidado de nuestro planeta y vamos a crear la línea de bolsos “Segunda Vida”. Recogeremos las telas viejas que tienes olvidadas en los armarios y les daremos una segunda vida, reduciendo así los residuos textiles, y ayudándote a deshacerte de esas prendas que no utilizas pero que te da pena tirar.
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